jueves, 29 de enero de 2009



Luna


Recién llegado a casa tras una cansina jornada de visitas familiares, Eduardo se
desprende de la camisa empapada en sudor y, sirviéndose un trago de tónica, se dispone a
esperar frente al teléfono. Se acomoda primero en el sofá del salón en compañía del
murmullo de la tele, letárgico a esa hora terminal de la tarde. Después cambia de posición
y se arrellana en la mecedora de la abuela, donde ejecuta un mecánico balanceo por
espacio de tres cuartos de hora. Finalmente, se tumba bocarriba en el colchón de su
cuarto. Con las luces apagadas y los brazos enredados sobre la cabeza, comienza a girar
obsesivamente. Aguarda angustiado el sonido del maléfico aparato.



© Juan Bautista Rodríguez



Ayer sufrí y hoy me han bendecido;
“a veces te preocupas como un niño que piensa” —dijeron.
Y eso, siempre, siempre, es una flor

©Carmen Cacho Ordax


Para leer más poemas de Carmen Cacho: http://www.librodearena.com/deliverance/blog

miércoles, 7 de enero de 2009


LA SOMBRA Y LA NOSTALGIA


Donde se igualan la sombra y la nostalgia
y se baten incógnitas en la misma fórmula
nace una noche.

Entonces amo esa noche
y la recibo con todo lo que arroja.

La luna y el aire oscurecido
huelen a nuestra niñez, a nuestros abuelos
y cuelan la mirada de algún hombre o mujer
amados en el pasado.

Entonces amo mi niñez, a mis abuelos
y a esa mujer de sombras, aparecida y desaparecida.

Las condiciones nostálgicas son anochecidas
como las almas y su reflejo.

Amo entonces la nostalgia, las almas
y otra vez la noche.

Melancolía, silencio y escribir cartas
se funden secretamente a oscuras.
Oscura es la condición
donde resuelve la metamorfosis
de humanos, poetas y poesía.

Amo en la noche, la poesía y al poeta,
a los humanos y la melancolía,
al silencio, y amo escribir cartas
después de cualquier penumbra.

Regresa en la oscuridad un hilo tímido
y cuando arden las brasas del tiempo
vuelven a ser ciertos
los momentos más iluminados de nuestra vida.

Pablo Germán Banega
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