domingo, 2 de enero de 2011

Regreso a mi blog después de mucho tiempo.
Ayer encontré algunos de mis primeros poemas y escritos en un cuaderno pequeño que no sé de dónde salió. Los que cuelgo los escribí con 7 y 8 años. Me ha hecho mucha ilusión encontrarme con mi ser de niña.

Hay otros anteriores que es una pena no poder recuperar. Es verdad que corregiría algunas cosas, pero no lo he hecho. Que no sean perfectos me parece mucho más entrañable, y creo que no es lo importante.

En estos días de Reyes y de ilusiones infantiles son mi forma de desear que no se pierda ninguna semilla, ningún talento, ninguna historia de futuro de las que germinan dentro de cada niño del mundo.

EL DESVÁN.

Hace tiempo que su puerta se cerró.
Ya no pasan los muchachos a jugar a ser vaqueros, o indios, o reyes....
Ahora está cerrado fuertemente.
Abandonado.
Dormido en el silencio de los días
anónimos y uniformes.
Acabado.
Al mirar por su ventana
se ve el campo del verano;
las copas de los árboles erguidas y magestuosas
que enseñan su verde vestidura al cielo.

A la izquierda
se ve una silla de madera,
raída por el tiempo, que gime cada vez que se menea,
sintiendo un dolor fuerte y lento.

Al lado está el caballito
con patitas de madera
de ese blanco desgastado
que se desgaja y se quema.

Era el caballito blanco
con alas de oro y plata
que volaba por el cielo
en los sueños de Miguel

La muñeca de madera,
el soldadito de plomo,
el pañuelo,
la pistola,
el cuento de aquel lejano tesoro.

Abandonados.
Amontonados.
En el desván.

La oscuridad flota en el ambiente,
y la ventana
cerrada está.

Son las paredes manchadas,
de un blanco pálido, desconsolado.
Y su suelo de madera,
de pino rayado y descontento.

Su alma ya no existe,
subió al cielo;
y su cuerpo se destruye inerte
en el silencio del desván cerrado.

¿Cuántas veces han pisado las mismas huellas tu suelo?;
y aquí han quedado,
clavadas como sellos.
Y aún permanecen,
dormidas;
víctimas del recuerdo.

¡DÍMELO!

¡No lo escribas!,
que pierde su belleza;
parece sin sentido, sin fondo.
¡No lo escribas!,
que se reduce a nada,
sólo a unas cuantas palabras.
¡No lo escribas!.
Que vuele y se vaya;
suave y lento, con encanto;
como las mariposas.
¡No lo escribas!,
que es más bello el timbre de tu voz
que las manchas de un papel.
¡No lo escribas!;
¡Dímelo!.
Dímelo como lo sientas
y siéntelo como lo digas;
¡Dímelo!.
Suavemente, dulcemente, libremente,
¡Dímelo!.
Que no te haré esperar.

YO QUISIERA SER POETA

Yo quisiera ser poeta
para, con mis manos,
dar lugar feliz a un mundo de color.
Donde sólo habiten niños,
gigantes y mil enanos,
donde todo sea bosque vida y luz.

¡Yo quisera ser poeta por amor!

Yo quisiera ser poeta
para, con mi mente,
dar a luz el mundo del amor;
donde cada punto muerto,
donde cada niño hambriento,
resuciten gracias a imaginación

¡Yo quisera ser poeta por amor!

Yo quisera ser poeta
para, con mis ojos,
divisar el horizonte con fervor.
Y observar que si lo intento,
si quiero y estoy contento,
nacerá felicidad y un corazón.

¡Yo quisiera ser poeta por amor!

Yo quisiera ser poeta
para, con sonrisas,
borrar todo este terrible y cruel dolor.
Y que dentro de un momento
yo borrara y en silencio
cada lágrima y la convirtiera en flor.

¡Yo quisiera ser poeta por amor!.

Yo quisiera ser poeta
para, con mi oído,
llegar lejos escuchando una canción.
Y a medida que lo hiciera,
la metiera más adentro,
la cambiara por los gritos de dolor.

¡Yo quisiera ser poeta por amor!;
y que todo lo que hiciera,
y que el sitio a donde fuera,
convirtiérase en el sueño de esta leve entonación.
¡Yo quisiera ser poeta por amor!.

Un abrazo a todos y Felices Fiestas.
Thailand.

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